Las conservas en España son casi siempre de gran calidad. A veces para sacarles toda su calidad hay que añadirles un pequeño toque personal que las convierta en un plato muy sabroso, rápido de crear y en muchos casos incluso barato. Pequeños toques que las convierten en un plato de lujo sin grandes técnicas de cocina.
Las alcachofas en conserva no tienen (casi) nada que ver con las alcachofas naturales. Es como si fuera otro producto (casi) diferente.
Abriremos el bote de cristal o lata y dejaremos escurrir de su caldo a las alcachofas, que incluso sirve para varios tipos de platos. Las pasaremos por una tempura para freírlas y ofrecer unas tapas maravillosas, crujientes y muy jugosas.
Pero hay otra posibilidad muy rápida y sencilla que las convierte en un gran aperitivo. Un par de horas al menos antes de servirlas, las ponemos en un bol con ajo y perejil muy picado, un ligero toque de sal y aceite de oliva extra de sabor fuerte. Como si de una ensalada se tratara pero con suficiente aceite como para demostrar que se quiere ser generoso con el plato.
Conseguimos que la alcachofa tome el sabor del ajo y el perejil con el aceite, pero además en sus horas fuera de la conserva oxigenamos la alcachofa y la tornamos más natural, recuperando la mezcla de sus sabores.
Servir sin el aceite pero sí con su correspondiente mezcla de ajo y perejil sobre una tostada.