En el Asador
de Aranda (recordando a Aranda de Duero en la frontera entre Soria,
Segovia y Burgos) lo laman “Menú mágico
diario” y en verdad es mágico pues te lleva a Castilla aunque estés en
Zaragoza. Efectivamente tiene un pequeño problema y es el precio, pero todo no podía
ser mágico.
Necesitan
ellos e incluso es mejor para comer con gozo, que en la mesa haya al menos dos
personas. Es un menú para dos. Y te lo empiezan con una morcilla de Burgos,
unos pimientos del Piquillo, un lacón templado y unas croquetas caseras de
jamón. En años antiguos te ofrecían unos riñones asados en su grasa, que
levantaban a los muertos. Yo recomendaría intentar cambiar los pimientos por un chorizo de olla si te dejan.
Para segundo
y con ensalada te ofrecen lechazo asado (excelente y muy recomendable,
realizado en horno de barro que se puede ver en algunos restaurantes de la
cadena), un cochinillo asado, un
cochifrito o unas carrilleras de ternera. Sin duda recomiendo el lechazo o
ternasco asado, que está para quedar enamorado.
Un postre de
la casa que varía, un vino tinto de la casa que está muy correcto y un orujo
con rosquillas para acompañar el café, que por cierto no entra en el precio. Me
refiero al café, no al acompañamiento.
El precio con
IVA es de 38 euros por comensal, tal vez algo alto, pero el lugar y la comida
están también altos en su consideración. Como mínimo sería deseable que
hubieran metido un simple café o infusión en el mismo precio.