Nada más sencillo y a la vez más agradable que unas uvas pasas sin pepitas y maceradas en cava o champagne durante 24 horas y luego bañadas en chocolate para darles cobertura. Lo malo es que no se puede parar de probarlas. Absorben el sabor del cava que termina cubierto de un chocolate caliente que enseguida se enfría para dejar la cobertura como si fueran piedras o semillas de cacao.
En Zaragoza se venden ya hechas como vemos en la imagen en Pastelería Fantoba.