Poco se puede decir, y más en estos tiempos de críticas a una alimentación poco saludable. Dejo el enlace y el texto en miniatura, por si desaparece del periódico El País por ser un texto que considero importante.
Un tercio de las patatas fritas de bolsa es grasa, según un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en el que se ha analizado la cantidad de grasa de medio centenar de productos elaborados. De este informe se desprenden datos preocupantes para los expertos, como que el 52% de los alimentos que han formado parte de este estudio contienen grasas poco saludables, y por ello llaman a los fabricantes a incluir menos grasas saturadas en sus productos y que éstas sean más sanas para el hom
Un tercio de las patatas fritas de bolsa es grasa, según un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en el que se ha analizado la cantidad de grasa de medio centenar de productos elaborados. De este informe se desprenden datos preocupantes para los expertos, como que el 52% de los alimentos que han formado parte de este estudio contienen grasas poco saludables, y por ello llaman a los fabricantes a incluir menos grasas saturadas en sus productos y que éstas sean más sanas para el hom
La trampa de los 'aceites vegetales'Así, en un comunicado señalan que esta legislación no obliga a mencionar en el etiquetado de qué grasa se trata, por lo que los empresarios pueden utilizar la mención "aceites vegetales", mención en la que cabe desde el aceite de oliva, hasta el de coco.
Dentro de los productos analizados, destaca la cantidad de grasa que contienen las patatas fritas, un 34%, lo que supone un tercio de la bolsa consumida. En este sentido, la OCU señala que, aunque este producto no se consuma a diario, cuando se hace, se consumen buenas raciones del mismo. Entre las marcas destacan las Pringles Original, las patatas analizadas con mayor porcentaje de grasa, concretamente 39 gramos por cada 100 gramos, seguida de Vidal sin sal que contiene 37 gramos, las Lays al punto de sal, con 34 gramos y las Santa Ana con 31 gramos por cada 100 gramos.
La bollería, un 24% de grasas
A las patatas fritas le siguen los aperitivos de bollería, con una media de un 24% de contenido graso. Eso sí, según destaca la OCU, el colesterol se limita a aquellos productos que contienen entre sus ingredientes huevos, grasa láctea, nata o mantecas. De este modo, los Bizcochos Fontaneda contienen hasta 88 g por cada 100 gramos y le siguen los Madame Brioche con 80 g y La Bella Easo Rosquillas con 62 g/100 gramos.
Estas cantidades son muy elevadas para la organización, que precisa que la ingesta de colesterol debe limitarse a 300 g al día, aunque explican que los niveles en sangre se relacionan más con la presencia de grasas saturadas en la dieta que con la ingesta del propio colesterol. En este sentido, la Organización señala que es la grasa lo que hace a estos alimentos apetecibles, sin embargo no debería ser una excusa y llamaron a los fabricantes a esforzarse por incluir en sus productos sólo la grasa que sea imprescindible y sobre todo la más saludable.
Por ejemplo, que eviten las grasas trans, ya que son las que aumentan los niveles de colesterol y las únicas que son inútiles para el cuerpo humano. De hecho, los expertos aconsejan no consumir este tipo de grasa, mientras que las saturadas, polisaturadas o monosaturadas aconsejan que se consuma hasta un 10%.
Las galletas, un 94% de saturadas
Sin embargo, tampoco la cantidad de estas últimas grasas se controla. De hecho, el informe señala un porcentaje preocupante en saturadas como es el de las galletas Artinata Artiach que contienen hasta un 94% de este tipo de grasa. Otras marcas como Filipinos Krafft, Creme tropical de Gullón, Chiquilín Artiach y Fontaneda Digestive contienen más del 50% en saturados.También es elevada la cantidad de grasas en los aperitivos, como el 74% de saturadas que incluye el producto Tuc Tuc Bacon o Snacks craques Mini Río que marcan un 63%. El documento señala que los productos con menos grasas son los panes blancos.Del estudio se desprende también que los fabricantes usan y abusan de los aceites de palma y de coco, muy económicos y fáciles de manipular. Sin embargo, ambos se consideran poco beneficiosos para la salud. En la calidad global de la grasa, la OCU valora el porcentaje de grasas saturadas y de grasas trans. El 52% de los productos obtiene una mala nota, un resultado preocupante.