Dote a su cocina de pequeños almacenes de sabores.
En pequeños frascos de cristal con dosificador, y que puede hacerlos usted mismo si se acuerda de guardar algunos botes de conserva que le pueden servir para esto (yo por ejemplo utilizo unos de sacarina líquida, edulcorante líquido) puede formar una pequeña biblioteca de aceites que le ayudarán en algunas ensaladas o en algunas presentaciones.
Para hacer un aciete picante, debe partir de un buen aceite de oliva. Aunque para matices de sabores más sutiles el aceite de girasol va mejor, pues no trasfiere la potencia del de oliva.
Ponga en un cazo a calentar a fuego muy bajo el aceite y ponga dentro del mimo entre 2 y 6 guindillas cayena secas. Depende de gustos. Y las pone ligeramente molidas con los dedos, todavía picará más el aceite.
Lo deja al fuego mínimo como una hora, el aceite simplemente subirá de temperatura pero sin llegar a estar a temperatura de fritura ni mucho menos.
Lo deja enfriar y lo pasa por una tela para colaar todos los trocitos de la guindilla antes de pasarlo al recipiente.
A partir de ahora, ya dispone para unas patatas asadas de un nuevo compañero. O para una ensalada de legumbres por poner solo dos ejemplos sencillos.
En pequeños frascos de cristal con dosificador, y que puede hacerlos usted mismo si se acuerda de guardar algunos botes de conserva que le pueden servir para esto (yo por ejemplo utilizo unos de sacarina líquida, edulcorante líquido) puede formar una pequeña biblioteca de aceites que le ayudarán en algunas ensaladas o en algunas presentaciones.
Para hacer un aciete picante, debe partir de un buen aceite de oliva. Aunque para matices de sabores más sutiles el aceite de girasol va mejor, pues no trasfiere la potencia del de oliva.
Ponga en un cazo a calentar a fuego muy bajo el aceite y ponga dentro del mimo entre 2 y 6 guindillas cayena secas. Depende de gustos. Y las pone ligeramente molidas con los dedos, todavía picará más el aceite.
Lo deja al fuego mínimo como una hora, el aceite simplemente subirá de temperatura pero sin llegar a estar a temperatura de fritura ni mucho menos.
Lo deja enfriar y lo pasa por una tela para colaar todos los trocitos de la guindilla antes de pasarlo al recipiente.
A partir de ahora, ya dispone para unas patatas asadas de un nuevo compañero. O para una ensalada de legumbres por poner solo dos ejemplos sencillos.