En pocos países —por no decir en ninguno— hay una variedad de conservas tan amplia como en España. Variedad y calidad tanto en pescado como en verdura, patés, quesos, legumbres o platos cocinados.
La conserva se puede tomar tal y como sale del envase o presentarla y añadirle un toque personal para que le de personalidad y sobre todo para que no sepa igual siempre.
Unos mejillones en salsa de escabeche encajan perfectamente en un plato con olivas, pepinillos o cualquier tipo de variantes. Pero también se pueden convertir en un paté de mejillones, pueden complementar una sopa al final de su cocción, se pueden tomar en bocadillo con una lámina de queso, se puede hacer una tortilla con esos mismos mejillones, sirven para un relleno de pimientos del piquillo o para una farsa de bechamel para unas croquetas de mejillones. Puedes convertirlos en mejillones picantes, en algo dulces, en más suaves, o añadidos a una lata de zamburiñas o de calamares en salsa americana en un plato más completo.
Tenemos la gran suerte de disponer de muchos productos, en diferentes sabores y con un gran control de calidad. Y muchas veces además bastante bien de precio. Hay unas sardinillas picantes de marca Día, que están de sueños. Salen 6/7 pequeñas sardinitas por bastante menos de un euro (creo que en la actualidad por 65 céntimos).