Hace un siglo no había agua corriente en las casas de las grandes ciudades y menos de las zonas rurales. Había que ir con cántaros a buscar el agua a las fuentes y las ciudades tenían diversas fuentes repartidas por las calles más importantes de cada ciudad. Para las familias con más poder económico había otros servicios. Desde los propios criados que iban a buscar el agua, o si eran de clase media, encargaban el líquido imprescindible a los aguadores, que se las traían a las casas para llenar tinajas.
Pero además de agua había más bebidas que se vendían por las calles. Esta imagen es de un horchatero valenciano del año 1861, cargado con su tonel de horchata, los vasos y el aparato para servir la medida. Iba andando por las calles de las ciudades del Levante vendiendo su producto totalmente casero. El dibujo es del artista Ortego Capuz.