El mundo de los snacks o de los clásicos aperitivos o botanas se ha multiplicado en los últimos tiempos de forma brutal abriéndose a nuevos sabores y olores. ¿Pero son sanos estos snack, son sabores de verdad o son trampas? Una cosa son las clásicas patatas fritas onduladas o no, con diferente corte o tipo de fritura, pero en los últimos tiempos a estas patatas fritas de siempre las hemos ido añadiendo aditamentos que no son más que productos químicos para parecer que saben a otras cosas.
Edulcorantes, conservantes, saborizantes, condimentos, sales con diversos sabor, etc. ¿Queremos comer cosas que son tan químicas… o preferimos una simples patatas fritas aunque sean de bolsa?
Tenemos patatas fritas sabor a ajo o incluso a ajo negro, picantes, sabor huevo frito, a jamón, a bacon, a pollo asado, a queso, a camperas, a hortalizas, sabores japoneses, mexicanos o marroquíes. Sabor a ketchup o incluso a jamón ibérico para demostrar que sus saborizantes son de más calidad.
Si a unas patatas fritas de siempre les añades unas gotas de limón por encima, o con un spray les poner un poco de aceite picante hecho por tí, o unos golpes de tomillo o romero picado, o les pones un poco de sal ahumada por encima o un golpe ligero de pimentón dulce o picante, o un picado muy fino de cebollino fresco, estás logrando en tu casa unas patatas fritas diferentes y mucho más naturales. Podemos transformar unas patatas fritas de las buenas pero (casi) sin añadidos artificiales en unas patatas fritas distintas y de forma muy sencilla.
Y recordemos siempre que con una mandolina se puede cortar la patata natural de forma muy similar a las patatas fritas de bolsa y freírla en casa con el aceite muy caliente.