Soy un enamorado de las tostadas mañaneras, de acompañar el desayuno con una simple y fácil tostada de pan con "algo". Tengo dos preferencias casi viejunas. Una tostada de pan de barra del día anterior refrotada con ajo pelado y por encima unas gotas de aceite de oliva extra virgen. Lo malo es el olor posterior, pero es una de mis tostadas favoritas y de la más sanas para desayunar y comenzar el día. Tras desayunar puedes/debes lavarte los dientes
La otra tostada y en este caso con pan de molde a ser posible con semillas es simplemente con una mermelada de naranja amarga por encima, mejor si tiene trozos de piel. Ahora la naranja amarga está casi de moda, es muy común. Durante décadas era un producto que los ingleses utilizaban para hacer mermeladas tras comprarlas en Andalucía para luego vendérnosla. En décadas de poco tráfico se utilizaban las naranjas "bordes" de las propias calles de Sevilla. Son las naranjas que amargan. Hoy ese amargor se logra no tanto de utilizar naranjas amargas, que no hay tantas, como de utilizan el blanco de las naranjas para dar ese sabor amargo.
En ninguno de estos casos utilizo mantequillas o margarinas. No me gustan, teniendo además nuestro aceite de oliva tan excelente. Para una mermelada además, añadir grasa a un pan tostado no le añade más que energía que si no vas a realizar un deporte o un trabajo físico, debemos controlar.
Mis mermeladas me las regalan desde Murcia, o desde la Murcia zaragozana de una cocinera que utiliza naranjas y limones de Murcia. Pero os voy a dar un secreto. La mezcla de limón con la naranja en una mermelada es una maravilla. Y no veo muchas mermeladas de limón que se hayan comercializado. Cada día hay más mermeladas ácidas, de tomate por ejemplo, o de gengibre, pero en cambio de limón no es muy habitual. Si tenéis ocasión, probarla.