Pues efectivamente es un fruto seco, muy agradable, con forma almendrada pero como si fuera un ganchito pequeño y con una carne mezcla entre avellana y almendra.
Pero realmente es el fruto de un árbol que llaman Cajú, Cajuil, Caujil, Alcayoiba, Jocote o Marañón.
De sus frutos se hacen mermeladas, aunque no en mucha cantidad, frutos que se desarrollan con posterioridad a una nuez en forma de gancho y que es lo primero que sale tras la flor, que se mantiene hasta secarse todo el fruto, y de donde se extraen las semillas que son las que nos comemos una vez tostadas. Semillas exteriores al fruto.
De sus frutos se hacen mermeladas, aunque no en mucha cantidad, frutos que se desarrollan con posterioridad a una nuez en forma de gancho y que es lo primero que sale tras la flor, que se mantiene hasta secarse todo el fruto, y de donde se extraen las semillas que son las que nos comemos una vez tostadas. Semillas exteriores al fruto.
Sería como una fruta cuyas semillas en vez de estar en el interior del fruto nacieran y crecieran en el exterior y de las que una vez maduradas, sacamos las nueces a las que llamamos anacardos tostados.
El árbol es originario de Brasil y sus frutos secos son muy beneficiosos para la salud del corazón, para los huesos y los cálculos biliares, anemia, depresión, para la piel y el cabello e incluso para proteger el ADN de problemas nocivos, por su alto contenido en minerales, antioxidantes y proteínas.