Los supermercados ponen el precio de su productos que nosotros queremos que pongan. Tranquilos, todavía no me insultéis. Eos quieren vender y sobre todo ganar beneficios. Así que sí, su principal trabajo no es vender, sino conocernos MUY bien a los compradores.
Es fundamental en estos tiempos de IA saber qué se espera de los clientes. Eso supone trabajar por los números desde otra perspectiva. Cuando nosotros entramos en un Supermercado, ya saben desde unas máquinas, qué vamos a comprar. Y no se equivocan pues las actualizan constantemente.
Saben cuantos clientes entran por la puerta un miércoles o un lunes, cuando nos vamos a gastar y por ellos cuanto van a facturar, y qué vamos a comprar sin equivocarse. Hablo en global, de forma estadística.
Incluso saben de forma más pormenorizada y si pagamos con tarjeta, cuando debemos volver, y cuanto nos cuesta consumir en tiempo lo que hemos comprado. Si adquirimos fideos, saben perfectamente cuando volveremos a comprar fideos, y si no lo hacemos es que los hemos comprado en otro supermercado de otra cadena. ¿Por qué, se preguntan las máquinas?
Con todos estos números saben si un jueves están facturando menos que otro jueves y valoran comportamientos, incluido el tiempo atmosférico. Saben también cómo afectan las posibles ofertas de otros supermercados.
Pero lo que es más hermoso de todo. Saben que si suben 10 céntimos una lata de tomate, se produce un cambio en el consumo, y pueden valorar cuanto y si merece la pena seguir así. Cuando un litro de zumo de naranja con pulpa pasa de 1,20 a 1,77 enseguida valoran si esa subida tan alta condiciona negativamente las ventas y sobre todo los beneficios.
Y es aquí en donde entramos nosotros como consumidores. No podemos ser tan "listos" como ellos, pero si tenemos que ser más listos que ahora.
hay dos formas de subir los productos. Uno es el típico, aumentar el precio. El otro es bajar la cantidad sin que casi se note. Un bombón menos por caja (cierto) o unos gramos menos en una conserva de aceitunas. No lo importa tanto lo que supone de coste esos gramos de menos, sino que vuelvas a comprar antes por tener menos dosis.
Hace ya años que se descubrió que una marca muy importante de dentífrico modificó la apertura de su tubo para que depositara un milímetro más de crema en el cepillo. Pesaba lo mismo, te entregaba el mismo peso de algo que es baratísimo en fabricación, pero tenía menos dosis de uso. Lo volvías a comprar antes.
Hay programas que saben perfectamente cuando volverás a comprar un producto de cualquier tipo, y eso es muy útil para detectar si vuelves e incluso para darte (por sorteo o no) ofertas personalizadas. A veces esas ofertas llegan tarde, pero es igual, te las mandan sabiendo que ya has comprado, para saber que cambiando de proveedor te has equivocado por no esperar la oferta.