27.1.25

Huevos fritos en España. Un manjar sencillo


¿Te apetece tomar unos huevos fritos, bien hechos y con puntillas, sabrosos y de corral? Pues de eso va esta publicidad que os dejo como un anuncio publicitario, que es también un camino artístico hacia el consumo. Ya no es posible entender bien nuestro funcionamiento sin la publicidad. Ayuda a entender las diferencias de los productos, aunque a veces no sea todo cierto.

Hay dos clases de publicidad en un corte muy propio. Hay otros posibles. La Publicidad que enseguida se nota que es publicidad. Y la publicidad encubierta que se intenta hacerla precisamente para que no se note que es publicidad.

En este anuncio vemos unos huevos camperos, de corral, huevos de los de pueblo, de los de antes. Y nos hablan del color amarillo como una identidad de esos huevos.

Lo del color no es cierto del todo, pues eso depende de la alimentación y del tipo de gallina, pero admitimos el juego publicitario de los colores. Hay países en donde las yemas son de color amarillo muy clarito, y eso se ve en sus programas de cocina.

Este anuncio lo he atrapado por el conjunto, esa sensación de que un cocinero conocido y apreciado se lanza a probar una exquisitez. Pan untado en yema de huevo natural. 

¿Es posible pensar en un buen huevo frito si no es untando la yema en un buen pan, y acompañado de un buen vino?

Para freírlos una buena sartén, y no es broma esto, bastante aceite para que el huevo flote cuando lo pongamos, y el aceite bien caliente, casi humeante. ¿De girasol o de oliva? Pues eso depende de gustos, la verdad. El de oliva es mejor pero enmascara algo el sabor del huevo de corral.

Se casca la cáscara del huevo y se echa en el aceite (si no has hecho muchos huevos, antes de lanzarlo a la sartén lo lanzas en un plato, pues la yema NUNCA se debe romper), y con una espumadera (o cuchara) se lanzan sobre la yema y por encima una ráfagas de aceite bien caliente hasta que la capa superior de la yema esté opaca. Las zonas de fuera del huevo, la clara exterior, tienen que salir tostada, con puntillas. Si no salen las puntillas es que el aceite no estaba bien caliente. 

La yema tiene que salir líquida, y la clara perfectamente cuajada. Un toque de sal y a untar con pan del bueno.