Las etiquetas del cava son cada vez más detalladas y aunque ya las hay que incluso ponen la fecha del degüelle para saber a partir de qué fecha ha salido de las cavas y sin duda el tipo de uva que se ha utilizado en su fabricación —pues hay que recordar que ya se presentan cavas con cuatro, cinco o seis tipos de uva— estos datos todavía no los tienen puestos ni todas las marcas ni en todos los tipos de cava.
Pero si es obligatorio en todos los cavas con independencia de lo que indique la etiqueta, el poner una de estas tres etiquetas que vemos en la imagen. Bien en la trasera de la botella, bien en la zona alta encima de la cápsula que cubre el tapón, para que se puede ver muy bien.
Hay tres tipos de etiquetas redondas en la zona alta o rectangulares en la zona de la etiqueta. Una es blanca, la otra es verde y la otra es negra.
La blanca nos dice que es un cava que en su segunda fermentación dentro de la botella ha estado entre 9 y 14 meses. La etiqueta verde nos indica que es un Cava Reserva y que ha estado de crianza entre 15 a 29 meses. Y la etiqueta negra nos indica que es un Gran Reserva y que ha estado como poco 30 meses en la botella fermentando y que además ha tenido su producción una cata a ciegas por expertos enólogos del Consejo Regulador del Cava, para ver si se puede vender como Gran Reserva. Si no pasa el examen se tiene que dedicar a la venta como Reserva.
El margen de meses en los que se pueden poner unas u otras etiquetas, facultan a las empresas a poder sacar de sus cavas las botellas en los momentos en que se venden a los distribuidores, lo que permite estar menos tiempo fuera de la cava, en almacenes de tiendas. Y además para poder gestionar mejor la fabricación y venta del producto, que a la largo del año sufre variaciones de pedidos según épocas.
También es cierto que un Cava Reserva de por ejemplo 15 meses no es tan bueno como uno de 26 meses, pero las empresas nunca sacan productos de la misma marca con tanta variación de fechas, para que sus productos comerciales sean muy similares entre unas botellas y otras. A lo sumo nos podemos encontrar la misma marca y apellido del producto con unos 4/6 meses de variación entre botellas.
El margen de meses en los que se pueden poner unas u otras etiquetas, facultan a las empresas a poder sacar de sus cavas las botellas en los momentos en que se venden a los distribuidores, lo que permite estar menos tiempo fuera de la cava, en almacenes de tiendas. Y además para poder gestionar mejor la fabricación y venta del producto, que a la largo del año sufre variaciones de pedidos según épocas.
También es cierto que un Cava Reserva de por ejemplo 15 meses no es tan bueno como uno de 26 meses, pero las empresas nunca sacan productos de la misma marca con tanta variación de fechas, para que sus productos comerciales sean muy similares entre unas botellas y otras. A lo sumo nos podemos encontrar la misma marca y apellido del producto con unos 4/6 meses de variación entre botellas.
Cuando se prepara el relleno de las botellas de cava para que hagan las fermentaciones en su propia botella, mezclando los diferentes coupages de los (todavía) simples vinos fermentados en los depósitos metálicos en primera fermentación sin gas, ya se decide para qué se van a utilizar las botellas que se están rellenando y así hagan su segunda fermentación con su propio gas natural que el vino va a ir creando, mezclando los vinos con arreglo a lo que se desea fabricar y al tiempo que se van a dejar en esa segunda fermentación, dentro de su botella.
Este tiempo que indican las diferentes etiquetas es el que el cava ha estado fermentando en su botella con las levaduras y dentro de las cavas o cuevas. Una vez que se degüella el cava deja de ganar calidad pues pierde sus levaduras y en nuestras casas no gana, si acaso va perdiendo pues los años de almacenaje no le confieren nada más que sea positivo, si acaso el mantenimiento de lo que compramos.