29.5.25
Debate sobre el Estado de la Garnacha 2: El vino papal del Ródano o la posición de la Garnacha Aragonesa en el Shin Gyo So
Los Papas prerrenacentistas en su sede francesa de Aviñón se aficionaron a los vinos de Borgoña, valle del Saona, y del valle del Ródano cuya calidad fomentaron para su uso propio. Componentes de familias aristócratas, aficionados a la buena mesa y a los caldos, es en esta ciudad del sur de Francia en la que ensayaron los sistemas recaudadores masivos de diezmos que les dieron acceso al esplendor cortesano del que vislumbramos que todavía disfrutan. El eslogan: convertir los castillos papales en palacios. De estar a la defensiva, el viaje hasta ser mecenas.
Los vinos de Borgoña o Burdeos, la champaña que hizo afirmar a los bodegueros de Reims que Napoleón había perdido un imperio pero contagiado para siempre a varios estados de sus drogas legales, han representado por ellos mismos que Francia y su sector agrario se resarzan por preeminencia en el mercado mundial de cualquier penalización por guerra impuesta. Si la gastronomía florentina y la ingeniería de Da Vinci fue llevada por María de Medici a la corte francesa, las ampulosas garnachas del Ródano y los redondos vinos del Piamonte saboyano conquistaron para siempre al Papado y los cardenales de la Iglesia una vez devuelto a Roma como los vinos de Aquitania, Jerez y Oporto a los bárbaros anglos y normandos.
El ligero y ácido, el alegre pero no distinguido, vino de las colinas volcánicas de Frascati que aún abunda como básico de la capital italiana, ideal para pastas con poca proteína, fue barrido del mapa por los perfectos preparados de la Galia a partir de uvas casi musicales por cultivadas en su límite de latitud geográfica. Unas dan el fa, los vinos de Provenza dan un do de ópera de Verdi.
Los vinos de las costas del Ródano, refrescados por el mistral secativo (viento noroeste francés que baja canalizado por el río al sur de Lyon generando un clima semejante al del valle del Ebro) se elaboran en su mayor parte, los de mayor enjundia, en la comarca de Aviñón y hasta el monte Ventoux o ventoso. La capital de los vinos papales de la variedad “grenache” es Chateauneuf du Pape, comarca de Vaucluse, que goza de denominación propia. Sus campos contienen, al modo de los de Cariñena, rocas de cuarzo y pizarrosas que reflejan el sol en una tierra por lo demás fresca. Nos hallamos ante el vino de las piedras francés.
Los vinos de la primera comarca francesa en que el sol entra por el tren de alta velocidad huyendo en invierno de las boiras de París sorprenden por su rotundidad, su color rubí cardenalicio con reflejos morados, su olor a madera, regaliz y monte junto a la presencia de recuerdos a frutas negras como las moras y su paso de boca muy amplio y aterciopelado. Entonces nos encontramos unos vinos muy semejantes a los bien afinados del Sistema Ibérico zaragozano, de 14 grados o más y que igualmente se presentan a partir de zumo de garnacha en estado puro o con adición en pequeña proporción de la uva syrah.
La escritura y cualquiera de las demás manifestaciones artísticas asiáticas obedece a dos extremos y un centro: lo que se expresa en japonés con la trinidad shin gyo so (verdad, camino o deslizamiento y hierba). Mi abuelo aprendió a escribir en Jaca y lo hacía simulando las letras de imprenta de los periódicos; en cambio, a mi padre en Navarra le enseñaron a escribir y firmar con una letra pulcra y redondilla; y yo tomo ideas y cogía apuntes en la Universidad con una caligrafía propia y vivaz, incomprensible incluso para mí en ocasiones como parte de mis textos.
En la cultura del este asiático, China como imperio central es el universo de producción poética, de artesanía y cerámica tendentes a la perfección, el de la ópera de Pekín y el cine de Zhang Yimou; los alimentos complejos en cromatismo presentados al unísono como en el desbordante y barroco, no es contradictorio, plato vegetario de las delicias de Buda y del té de jazmín o varias variedades presentado en porcelanas perfectas.
Aunque Japón en ocasiones ha virado hacia el gusto chino por el “shin”, lo verdadero, y lo ha llevado en el budismo hasta las últimas consecuencias creando jardines perfectos, cubriendo pabellones de oro; resulta identificable en occidente por su huida sintoísta o búsqueda del “so”, la vuelta a la hierba, al niño y su garabato con que se enriqueció Miró. Es el estilo minimal, la expresión libre e imperfecta, la cerámica de barro desigual y la ceremonia del té. La huida de la poesía rimada. Sus whiskies de Hokkaido, sakes de gran calidad y té matcha concentrado son puros en sabor y cromatismo, su cocina representativa respeta la tensión de los alimentos. Aunque lo esté expresando con abundancia, me penalizaría que el relato japonés sí lleva a la praxis que menos es más.
El término medio o camino, lo aceptable para cualquiera, la transición o punto medio entre los extremos hasta Europa ha descubierto que la representa a la chita creando el cine y cocina coreanos. La obsesión japonesa fue mayor por el goce estético que en Corea, ante la evidencia de que les resultó imposible empatar la perfección china en ejecución de muebles lacados, en figuras diminutas de marfil o jade perfectamente resultas o replicar la belleza de los actores o actrices chinas, especialmente del sur de color de piel albaricoque. Solución inteligente, se pasaron al lado de la hierba, la ligereza y la belleza momentánea y le crearon el relato que, no es paradójico al simbolizar la vida privada frente a la pública, ha triunfado en el mundo. Dotaron a la imperfección de estilo propio apelando a la pureza y la armonía. Para contrapesar, van en traje hasta cuando no toca y su indumentaria de protocolo es la estricta inglesa.
El país central europeo material, el espíritu se lo adjudicó Italia en el reparto por conveniencia, el dador de derecho y sistemas de envejecimiento del vino es Francia. País superdotado de valles, suelos y climas con abundantes o suficientes precipitaciones en donde todo cabe, produce vinos perfectos por delicados pero emblemáticos. Por si le faltaba algo, tiene garnachas para redondear el catálogo en la Provenza que dan los vinos reseñados y uno de los mejores rosados del mundo, pariente de los vinos navarros tradicionales, en Tavel. Nuevas zonas que mencionaremos están produciendo soberbios caldos, como la Cataluña del norte.
Qué tienen los vinos y los actores y actrices franceses, esparcido a las gentes del común: porte. Clasicismo, porque el glamour está al alcance de cualquiera. Y si no llega, unas risas.
El Papa de Cahors Juan XIII ordenó plantar los viñedos de Chateauneuf que portan su genérico apellido y fue un entusiasta comercial de varios de los vinos mejores del mundo de garnacha, los de Hermitage y Roquemaure. La ciudad papal de Provenza, crisol gastronómico y punto de encuentro, albergó a Francesco Petrarca a quien tanto le costó dejarla por aficionarse a estos vinos y los capones en ellos estofados. Fue su embajador para siempre hacia los intelectuales italianos.
Menudo relato de perfección. Esa es la dirección en la que las garnachas aragonesas nunca podrán ir como, en todo caso, vinos de tránsito o “gyo”. Es el intento que se hace con las campañas en que se menciona que maduran en un lecho pedregoso o en condiciones inverosímiles.
El relato “shin” de perfección en España, de los vinos imperiales de estos con los que se cierran compras de mascarillas, se pueden beber dos botellas por persona en paradores, ya tiene dueños. Aznar inauguraba su año político cerca de Peñafiel rodeado de los caldos que subsisten gracias al agua del pantano de Vinuesa y la cuota de coalición la imponen los nacionalistas vascos con su vino de la Rioja alavesa o Cataluña, invocando a la calidad de sus cavas con nombre de rey godo, los blancos de Alella y sus vinos milagrosos de cariñena del Priorato.
Aragón no debe perder la tradición “so” de sus vinos de garnacha. Mantener el relato que es raíz como relacionados con la cultura popular, el encuentro en la Posada de las Almas, la potencia de sus vinos jóvenes bien elaborados, su regusto a regaliz compartido con los nobles de Provenza. Apostar por la sencillez y la pureza. Superar cierta crisis de identidad que se tendría yendo a dar la batalla contra los vinos técnicamente impecables o con imagen de marca potenciada.
Al rosado navarro, para mí el mejor del mundo, le sucede lo propio. Por demasiado popular, por sincrético y básico, por suficiente, no se le valora tanto. Tiempo al tiempo, Provenza.
No todas las relaciones con el vino ni con las personas son únicas ni determinadas, generan poder y marca.
Los adoradores de los caldos de renombre para los que se les añaden a la fórmula cuantos litros sean necesarios los consumen a demasiada velocidad. Cuando su cese, pérdida de negocio o relaciones por codicia les arroje a una tarde con abundancia de tiempo, destemplada o de primavera demasiado larga, hostil y despiadada, sin agenda, la solución será sencilla: llenar todo ese vacío con un vino aragonés que les detendrá el tiempo, que alegrará su jubilación como un agua mineral picante una dieta.
Cuando el tiempo normal no gozaba de existencia tan marcada, qué placer beberse un trago de garnacha fresca y ácida de una bota golpeada por el aire seco de cierzo. Como vais a terminar haciéndolo hasta los que lo corrompéis todo con vuestro mal gusto, matando a un vino shin con vuestro perfume de aeropuerto, empezad a valorar nuestro romántico, sencillo y verdadero vino.
En ese momento de iluminación, vosotros seréis la cabeza de vuestra Iglesia y la garnacha con su sabor a pasa y regaliz, su recuerdo a las meriendas en pan y azúcar, vuestro presente. La conexión con ese clima que nos ha modelado: el de la helada de primeros de noviembre que cae sobre Miedes y endulza el racimo, el viento que modera una jornada de sofoquina de junio en Ainzón o la brisa que baja de Cotiella y que espabila la mente de grano de uva parraleta en Adahuesca.
28.05 Luis Iribarren
20.5.25
Aguas infusionadas con frutas
Uno de los detalle que observo casi con envidia cuando viajo por Europa, es que en la entrada a los hoteles casi siempre hay una jarra con agua refrescante de frutas, o una máquina de agua automática a la que le han añadido diversos elementos vegetales en su interior.
En España algunos hoteles, muy tímidamente, empiezan a practicar este bello detalle.
El agua me imagino que embotellada pero no necesariamente, que está en reposo y maceración con trozos de frutas refrescantes. Manzanas, fresas, cerezas, limones o limas, moras, kiwi, melón, sandía, frutos rojos, naranjas, trozos de pepino o rabanetas, y hojas de menta o de hierbabuena.
Hay muchas maneras y productos vegetales que encajan muy bien en estas agua perfumadas. Y que se consumen por el sabor, e color leve y el olor a naturaleza.
19.5.25
Debate sobre el Estado de la Garnacha 1: Rioja Baja
El primer fin de semana de junio se celebrará en la Arboleda de Macanaz de Zaragoza una nueva edición del rotatorio europeo Festival Internacional de la Garnacha.
Este soto de ribera artificial que en la Guerra de la Independencia ubicó una fosa común para más de diez mil muertos ejecutada por los invasores para evitar la propagación de enfermedades en la Zaragoza que nunca se rindió. Anónimos resistentes a quienes se ha dedicado una escultura de Gazol en su extremo oeste de la arboleda.
En el espacio concebido por el albaceteño político destinado a Zaragoza Melchor de Macanaz recientemente se ha plantado una pequeña parcela de garnachas que sí tienen mucha más relación histórica con Aragón que tantas ocurrencias que se ejecutan por el Ayuntamiento. Además de que el actual parque es atravesado por la GR del río y contiene especial indicador kilométrico de la distancia a Deltebre y Fontibre y una minimal aunque suficiente fuente en la que pequeños chorros representan a los afluentes del río padre principales de sus dos márgenes.
Nuestra ciudad opta a convertirse en capital mundial de la garnacha para, nuevamente, fomentar más y más visitantes que tengan a la hostelería y cierto comercio contentos. Porque vamos hacia eso, las sensaciones sin reflexión. Cuando la irregularidad en la hostelería zaragozana campa, siendo una ciudad en que las tapas no son precisamente sensacionales porque se renuncia a la base a cambio del top, cuestión que le encanta a nuestros actuales regidores.
No parece apropiado que Aragón se apropie la garnacha pues por especificidad y características distintas regionales, cada suelo es un mundo (un terroir que dará o no calificación de cru), existe una amplísima paleta en los vinos fermentados a partir de esta uva. Sin discusión, eso sí, la reina por resistencia a las heladas tardanas y el clima continental seco de las viñas aragonesas.
Demos un paseo por el mundo hasta esa fecha para disfrutar de otros vinos producidos a partir de la garnacha, soberbios, y así resaltar por qué Borja se atribuye ser su imperio, el Matarraña la borda con sus subespecies propias, Calatayud resalte la condición heroica de sus vinos o Cariñena matice que su garnacha es el producto del zumo de sus raíces enroscándose en sus piedras.
A ello llegaremos como colofón: por qué es tan extraordinario y aún desconocido este varietal para los propios aragoneses. Muchos de ellos todavía tienen en el recuerdo que no lo pedirán por tratarse de un vino peleón, fuerte y áspero, relacionándolo con aquellas compotas de vino de 18 grados que se trasegaban en el Tubo con el propósito de directamente alegrar y preparar el garganchón para una jota.
Empezaremos por nuestros vecinos riojanos.
Confieso que, excepto determinados grandes vinos de Haro hoy a precios casi prohibitivos y los vinos de garaje de San Vicente de la Sonsierra, llevaba lustros huyendo de pedir o comprar Rioja crianza de los medianos, por excesivamente amaderados. Claro está que a mí no me pretenden satisfacer los vinateros riojanos sino a sus mercados que directamente piden vino por su apellido de ubicación o supuestamente afinado por un marqués o un barón de Valencia, Madrid o Bilbao. Y ya les ha ido bien presentándoles un vino incluso a veces rebajado con un poco de blanco, muy afrutado en dirección al sabor de cereza con su color rojo picota y algo amaderado como un perfume. Pues el olor siempre les ha importado mucho.
Sin embargo la pérdida de mercados por excesivo conservadurismo les ha obligado a espabilar, puesto que los blancos gallegos casi dulces, los secos castellanos, los tintos mayestáticos y profundos de Ribera o sedosos de Murcia y la revolución de la garnacha hacia su refinamiento en Aragón les estaban comiendo el terreno. Hallándose en mitad de ninguna parte en calidad precio, han quitado madera y torrefactado a sus crianzas intermedios y llevan un tiempo no poniendo todos los huevos en la cesta del tempranillo.
La Rioja Baja, antes en la denominación por caridad y política, se está convirtiendo en la espoleta de una revolución que ya hoy ha puesto en valor su territorio, su mineralidad y condiciones tan cercanas a la de la Celtiberia aragonesa en bancales y pagos diferentes. Ello ha dado lugar a impresionantes monovarietales riojanos en garnacha y su uva cabernet propia, la untuosa Maturana. Tan terrosa como el shiraz y más sutil en sabores, aporta vinos de un olor extraordinario y frescos por mentolados.
Del mismo modo que los aceites de ese feliz lugar en el mundo que es el valle del Cidacos como pasa con los del Moncayo son sensacionales. Uno de los mejores que he probado es una paleta compuesta por adición a una base de jugo de empelte de olivos centenarios de porcentajes pequeños de olivos de arbequino, negral y las propias redondal y machona para obtener un oro líquido enverdecido.
En materia de vinos nuevos con personalidad, existen revolucionarios bodegueros al norte de Calahorra y en el vecino valle del Alhama, en Cervera como en el Alfaro, que piensan que a la garnacha le queda un relato y una batalla que dar.
No en vano es la que ya se ha ganado en los pagos de altura del Sistema Ibérico zaragozano y que consiste en aproximarla en delicadeza, finura, virarla en tratamiento, hacia vinos de color violeta. Lo que se consigue en parte adelantando la vendimia unos cuantos días para producir mostos de gradación más contenida, frescos y hasta florales. Estando en lo cierto en profundizar sobre que los caldos de garnacha, se demuestra con los excelentes cavas de Cariñena, se comporten como redondos y sutiles vinos finos de Borgoña lo que ampliaría sus degustadores hasta el infinito, los acercaría a consumidores a los que se puede estar renunciado por orgullo.
Así, llevar la uva hacia las características de los suaves y aromáticos vinos de pinot noir es multiplicar por tres el precio del vino. Dejando un poco de lado al californiano Parker que solo puntúa con más de 90 un vino cuando lo considera un bálsamo o compota.
Sin renunciar al resultado de vino sedoso que se consigue, como se demuestra en las viñas de moristel de la Penibética, con el intangible de las largas horas de insolación de las que carece la Rioja Alta, regada por tormentas cantábricas. Especiales y amplias de matices me parecen los vinos a partir de garnacha de Aldeanueva de Ebro y Tudelilla, a un paso de las pereras de más calidad del mundo: las de Rincón de Soto.
La comarca se está especializando asimismo en aromáticos tempranillos blancos y buscando sutiles vinos dulces.
Todo ello tuve la oportunidad de degustarlo con un simpático y sencillo despachador de grandes vinos del oriente riojano, José María Sáenz de Tejada, en su imprescindible vinoteca “La Antigua Vía” de Arnedo. No me extraña que me asegurara la enorme cantidad de pedidos de estos nuevos vinos de Rioja que le solicitan particulares fuera de España. Degustadores que ya no piden Rioja, sino que le encargan una selección de blancos y tintos diferentes y especiales fuera de las grandes marcas que presentan cada añada vinos de idéntico perfume.
Ambos convinimos que la añada 2025 va a ser histórica por mentolada y balsámica. No para de llover, agua llama a agua como dinero a dinero, y los manantiales y regatos ibéricos bajan de lado al lado con un reservorio de agua subterránea mineralizada para varios años. Lo que perderemos en cerezas dulces o vinos de tempranillo menos maduros lo vamos a ganar en garnachas de las de una vez cada medio siglo. Aviso para navegantes y amantes de los vinos de Celtiberia.
19.05 Luis Iribarren
6.5.25
Detalle decorativo en el café
A veces la diferencia entre un servicio normal y otro con un pequeño detalle de buen gusto es tener imaginación. Ya hace un tiempo que se ha ido poniendo de moda decorar la espuma de un café exprés o cortado con la espuma final.
Pero no todos los profesionales saben hacerlo, aunque parezca sencillo. Y para el resto cada uno pone su imaginación al servicio de los clientes.
Este corazón encima de la espuma es un golpe de cacao con un botecito que tiene unas aperturas dispuestas para dibujar lo que se quiera con diferentes tapas del frasco.
Sencillo, fácil y rápido, y una manera de elevar el servicio y cobrar unos céntimos de más por el servicio.
5.5.25
Para qué sirven las flores en la cocina
Es un toque de color que debe realzar el producto final, y admite muy bien un pequeño toque de aceite en una ensalada o como decoración final de un pescado o una carne.
No tiene que distraer, no debe ser el protagonista, pero debe acompañar muy bien con su color el conjunto del plato. Si resulta complicado comprar flores, las otras opciones lógicas es conocerlas y tenerlas nosotros en macetas.
Por ejemplo la flor del romero o la del cebollino encajan muy bien. Pero también las margaritas, la albahaca, la borraja, la violeta o los pétalos de rosa. Los geranios o el girasol también son comestibles, y según el tamaño de la flor se puede poner entera o solo unos pétalos como detalle.
Como hacer churros de churrería
Pocas cosas son tan útiles y españolas para un buen desayuno como los churros en sus diversas variables. No hay unos únicos churros, hay varias maneras de hacer churros, pero es verdad que solo son válidos los churros buenos, que no son nada sencillos de hacer.
Unos churros sean andaluces, de Jaén o de Madrid, de Zaragoza o de Valencia, tienen que ser crujientes, tienen que sonar al comerse, deben ser poco aceitosos pero algo de aceite deben tener, es mejor que sean recién hechos y por ello algo calientes, blanditos por dentro y muy tiesos por fuera, de un color dorado oscuro.
Pueden ser Porras o Churros, cortados al hacerse y lanzarlos al aceite bien caliente, o pueden ser de los cortados tras freírse en forma de rueda de varias vueltas. Todos pueden ser muy buenos, o… muy malos.
Su masa no tiene secreto, o al contrario tiene varios secretos complicados de copiar. Agua muy caliente o casi hirviendo, igual cantidad de harina, sal sin quedarnos cortos, aceite y ganas de aprender a la hora de amasar que no hay que pasarse.
El agua con la sal e hirviendo se retira del fuego y se le añade de golpe la harina para mezclarse bien todo, y cuando ya se puede tocar con las manos después de amasar con una cuchara de madera, se sigue amasando en una mesa durante un minuto o dos minutos. NO MÁS.
La masa quedará pegajosa a los dedos, es lo habitual, pero no líquida sino casi como masa de pan. Hay pequeños trucos en el tipo de harina, y efectivamente, en eso hay opiniones. Creo que hay que usar masa de fuerza, de la de panadería. Y sin añadirle nada más.
¿Un poquito de bicarbonato? Pues venga, vale, pero solo un poquito. ¿Algo de mantequilla? Yo prefiero que no, pero hay personas que le ponen otro poquito.
Y eso sí, el aceite de freír que puede ser de girasol o mitad de girasol y mitad de oliva de no muy buena calidad pero suave, SIEMPRE, muy caliente, casi humeante.
Los churros congelados no funcionan, aunque algunas porras para tostadora salen aceptables. Los churros de panadería pueden ser bueno o malos, depende de la hora y de la churrería que las reparte por las tiendas.
¿Y cómo se toman? Yo no los mojo nunca, aunque entiendo que de hacerlo solo con el chocolate. Siempre tomo los churros con un café cortado pero los churros en seco, sin mojar. Y si sé que los churros son buenos, recién hechos, me atrevo a pedir un chocolate para disfrutar a tope.
No les añado azúcar por encima, pero lo entiendo. Los churros para mi no deben estar muy dulces o incluso deben tener un punto de sal, pero eso depende de gustos.
4.5.25
Fideuá al señorito o sin cáscaras
La fideuá es un plato valenciano que en vez de arroz utiliza fideos medios o gruesos para conseguir un plato parecido pero con alguna variables muy interesantes.
Yo prefiero que el fideo sea de un tamaño que al menos tengo hueco dentro de cada uno de ellos, para que le penetre mejor el sabor y el caldo. Pero el fideo fino o medio funciona muy bien, tal vez mejor hecho al horno que en paellera el fuego directo.
Hay dos pasos fundamentales para una buena fideuá. o mejor dicho tres toques imprescindibles. Uno es el caldo de pescados, de sabor potente, de morralla o de gambones con las cabezas bien refritas antes de añadirle el caldo.
En este caso que vemos en la imagen lo hice con algo de cabezas de gambones y con una raspa y una cabeza de salmón, para aquellos que creen que las cabezas, incluso de salmón, no sirven para nada. Se puede completar con unos mejillones, la carne de los gambones, etc.
Un poco refrita la morralla y tras añadir el agua encima con unas cucharadas soperas de tomate frito, algo de carne de pimiento y unos ajos enteros, se deja cocer unos 15 minutos. No más.
Y los ajos son el segundo paso fundamental. La fideuá tiene que sabe a ajo. Bien en el caldo, pero sobre todo en el acompañamiento de una mayonesa de ajo para quien quiera ponerle por encima a la fideuá a gusto del comensal.
El tercer punto clave está en freír los fideos en aceite de oliva en la propia paellera, hasta que tomen algo de color tostado. Una a dos cucharadas soperas de aceite en la base de la paellera.
Esto consigue que los fideos siempre queden duritos, y no salga una fideuá pastosa, aunque nos pasemos de cantidad de caldo o de tiempo de cocción.
Freímos los fideos y cuando tiene el color deseado, entre avellana o un poco más, el añadimos el caldo de los pescados, y dejamos cocinar todo unos 10 a 15 minutos. Rectificamos de sal, y poco más.
Eso sí, de la morralla y de la cabeza de los pescados sacamos la carne aprovechable a trozos, picamos finamente los mejillones y las gambas y añadimos todo a los fideos en los 5 últimos minutos de cocción.
Como es una fideuá "Del Señorito" todo tiene que ser sin raspas, conchas o pieles. Todo se tiene que comer sin pelar, ya hecho y todo pelado.
Pero se puede hacer una fideuá normal con cigalas, con nécoras, con calamares o sepia, etc. Eso sí, siempre cerca del plato una buena salsa de ajo, un alioli, y un buen vino blanco o cava.
En sus inicios era un plato de pescadores, de los fáciles y de los contundentes de sabor. Hoy es un plato ya muy sencillo y que incluso si se quiere hacer más fácil se puede cambiar el caldo de pescado de morralla por una caja de cartón de caldo de calidad, y el pescado a trazos pueden ser unas gambas congeladas puestas con el caldo. No es lo mismo, pero sale barato, es muy sencillo y no falla.
26.4.25
Patatas rellenas muy sencillas de hacer en casa. Aperitivo
Encaja perfectamente también con una ensalada de berros, de rúcula o de lechugas tiernas o brotes de variado color.
25.4.25
Risotto de achicoria de Lidl Deluxe
Habitualmente los productos finales y ya terminados que nos venden en los supermercados en forma de sopas de sobre o arroces en paquetes para llegar y cocinar sin entender nada de cocina, suelen estar entre regular y bien, pero nada más que eso. Pocas veces sobresalen.
Este sobre de arroz para hacer un risotto de achicoria, arroz con achicoria, es a mi gusto uno de los que sobresalen. No es habitual, logra un sabor suave y no excesivamente "de sobre" y permite algunas mejoras suaves que todavía lo resucitan más.
Utilizan arroz Carnaroli que es italiano y aunque lleva solo un 2,5% de achicoria está muy logrado. El sobre está para llegar y añadir a un litro de agua hirviendo y dejarlo unos 15 minutos cociendo, aunque esto depende del tipo de agua. Podrían ser un par de minutos más.
Yo creo que se debe añadir una cucharada sopera de aceite de oliva al agua, ellos recomiendan mantequilla y encaja perfectamente, y luego y al final, añadirle queso rallado parmesano o al gusto. Y aquí entran precisamente los gustos.
Puede encajar muy bien algo de queso azul francés, incluso al finalizar la cocción y para dejarlo dos minutos de reposo, añadirle un toque muy fino de cebollino o de perejil, o cilantro. A gustos.
Un toque algo especial se logra añadiendo a ese litro de agua para cocer, unos 250 c.c. de vino blanco (un vaso grande) como primer golpe líquido y cuando el arroz lo haya absorbido añadir 750 c.c. de agua.
Sí, es un sobre de los Supermercados Lidl que como es lógico no paga nada por salir aquí, pues este blog es voluntario y si alguien paga se dice. Como debe ser siempre. Lo que no garantizaría que se fuera a hablar mejor o peor de los productos.
24.4.25
Patatas cocidas picantes y diferentes
La patata tiene tantas formas de presentación, de cocinar, que es insustituible. Asadas, fritas, cocidas, guisadas, rellenas, y además encaja con multitud de complementos y sabores añadidos.
Estas son unas patatas cocidas que han pasado ligeramente por una sartén a fuego fuerte para darles un suave toque crujiente final.
La presentación es el fuerte del plato. Con una salsa mayonesa con ajo, que no es lo mismo que un alioli, y un trozo de conserva de hígado de bacalao que es una delicia suave y delicada. Junto al pescado, una mermelada de tomate (algo picante si te atreves, con unas gotas de salsa tipo tabasco, muy pocas y mezcladas, en la mermelada) o una salsa de tomate (no mermelada) picante al gusto. Todo depende de quien cocine esas humildes patatas cocidas.
Sin casi intervenir, hemos convertido una simples patatas cocidas en un plato de calidad, sabroso y con ligeros toques diferentes. Unas semillas por encima logran que de otra sensación al paladar.
Sandía con limón y caramelos de menta
Exprimimos bien un limón con jugo para conseguir una cucharada sopera al menos, al que le añadiremos otra cucharada sopera de azúcar. Mezclaremos.
Machacaremos unos caramelos balsámicos, de esos trasparentes o blancos de menta, entre dos papeles de cocina gruesos, con la ayuda de un rodillo o un martillo de madera o similar. Incluso un almirez sirve para convertir los caramelos en trozos muy pequeños.
Serviremos la sandía en un plato y sobre ella rociaremos un poco del polvo y trocitos de los caramelos balsámicos, dejando en un platito el resto grueso de los trozos de los caramelos, para que cada comensal se sirve lo que crea conveniente. Muy original, sencillo y diferente.
Ensalada de frutas desde la clásica ensalada aragonesa
En Aragón somos muy dados a las ensaladas en nuestras mesas, se nota la huerta cercana en todo el Valle del Ebro. Lechugas, cebollas dulces y tomates serían la base junto al excelente aceite de oliva o las olivas negras.
Pero tenemos que decorar de sabores nuevos esas ensaladas con nuevas propuestas. Y a una ensalada clásica le encaja muy bien una manzana algo ácida en trozos pequeños, unas rodajas de piña cortada en dados, incluso unos granos de uva no muy grandes.
El aceite refuerza los sabores, la sal junto al dulzor de las frutas crea otras sensaciones gustativas, y si por encima le ponemos algo de cebollino picado, de unas hojas de menta o incluso unos pequeños toques de tomillo fresco, los sabores son totalmente distintos.
No hay que abusar de las aromáticas, pero en su justa medida refuerzas sin apoderarse de los sabores naturales de un buen tomate, de unas hojas es espinaca crudas o de una cebolla de Fuentes de Ebro.
Por cierto, el frescor que ofrecen los granos de guisante y habas pequeños y crudos es muy interesante en una ensalada. Lo aprendí en Murcia y son otro complemente que puede sorprender. Pero de tamaño pequeño y tiernos.
23.4.25
Queso fresco rebozado y frito
Hay muchas formas de comer queso, incluso como aperitivo cocinado. Esta presentación son una trozos de queso fresco con sal, en vez de rebozados en huevo pan rallado que sería lo fácil, envueltos en una masa de empanadilla. Y fritos en aceite bien caliente.
Me los sirvieron en New York con una salsa de tomate picante, aunque podía pedir otras salsas entre ellas tomate dulce. En realidad es un aperitivo que también se hace en España pero con el queso rebozado en vez de metido dentro de una hoja de masa de empanadilla.
Los que me sirvieron no eran caseros, sino congelados y fritos en freidora. La masa llevaba también unos golpes de pimienta negra.
Si en vez de queso fresco con sal lo haces con queso fresco sin sal, y les añades al final azúcar por encima o azúcar con canela, y los acompañas de una o dos mermeladas, te pueden quedar unos postres sencillos de queso, con otra presentación diferente.
21.4.25
Arroz de marisco caldoso de Portugal. Arroz algo picante
En su composición entra la forma similar de preparación al clásico arroz caldoso español, aunque es verdad que hay decenas de forma de realizar una paella o un arroz caldoso.
Sin duda lo principal es aprovechar muy bien los caldos que salen de cocer el buey o el bogavante o langosta más el caldo de abrir las almejas y mejillones. La base es fundamental en todo tipo de arroces para recoger los sabores.
En una olla profunda hacemos un rehogado con aceite de oliva, tomate muy picado, cebolla, ajo y luego añadimos el caldo de las almejas y los mejillones, un buen vaso de vino blanco y el caldo de los mariscos.
Cuando el arroz lleve unos 10 minutos de cocción con las patas del buey y el refrito, añadir las gambas, los trozos de la langosta o bogavante y revolver todo para dejar cocer otros 5 minutos. Pasado ese tiempo añadir los mejillones y las almejas y tapar tras apagar el fuego.
Un albariño o un vino Verde de Portugal es obligado. Y mientras se espera al arroz, unas croquetas de bacalao también.
Garbanzos con bacalao, fáciles y rápidos
Voy a plantearos una receta de cuaresma, pero que se puede hace durante todo el año. Un plato muy típico en casi toda España, antiguo, casi históricos. Unos garbanzos con bacalao. Sencillos y muy fáciles. Podemos plantearnos cocer nosotros los garbanzos o utilizar un frasco de cristal con los garbanzos ya cocidos. Esto facilita la receta y nos garantiza la cocción, aunque perdamos algo de calidad final.
Si los cocemos nosotros, la noche de antes y con agua del tiempo los ponemos a remojo, y luego de lavarlos los cocemos en agua fría con algo de sal, dos o tres dientes de ajo y media cebolla, durante unos 60/90 minutos en olla normal o unos 25/30 minutos en olla rápida.
Pasado ese tiempo probar la dureza de los garbanzos, pues los tiempos también depende de la calidad y el tipo de garbanzo.
A partir de unos garbanzos ya cocidos, hacemos en una olla un refrito pochado lentamente de un diente de ajo muy picado, algo de cebolla cortada muy menuda y dejamos lentamente que se vaya pochando.
A los 10 minutos le añadimos una cucharada sopera de tomate frito, y si se quiere más sabor una cucharadita de café de carne de pimiento choricero o una pastilla de caldo de pescado. Esto último refuerza el sabor final.
Dejamos cocer todo con medio litro de agua cinco minutos y entonces añadimos los garbanzos otros cinco a diez minutos cociendo con todo el refrito y el caldo. Todavía sin el bacalao.
En este momento y si no has añadido carne de pimiento choricero puedes ponerle un toque de pimentón dulce.
El bacalao lo tendremos desalado de la noche anterior, hay que limpiarlo de pieles y sobre todo de raspas o espinas, no tiene que ser un bacalao de grandes piezas pues lo vamos a desmigar, pero sí debe ser un bacalao de calidad pues a veces se venden pescados salados que no son en realidad bacalao.
En un mortero pondremos un trozo pequeño de pan frito en sartén y lo macharemos bien con media docena de garbanzos cocidos y un poco de aceite de oliva, para hacer una pasta que dará grosor o espesor a la salsa.
Añadimos este majado al caldo y ponemos el pescado ya desmigado. Con 2 a 5 minutos finales de cocción ya es suficiente. Yo recomiendo solo dos minutos.
En ese momento le podemos añadir por encima o bien un huevo cocido muy picado o unas hojas de espinacas pequeñas y troceadas. Estos dos ingredientes se terminan de encajar en el plato con el calor residual de los garbanzos y el bacalao.
Recuerda, esto es un plato único, si acaso comenzado con algunos pequeños aperitivos para hacer boca. Y un vino tinto de Rioja, de Borja o de Valladolid.
Cuatro tomates cherry de diferente color. ¿Y sabor?
Cuando buscamos nuevos sabores, a veces antes de encontrarlos con facilidad, hayamos nuevas presentaciones, nuevos colores del mismo producto, como en estos tomate cherry (podríamos haberlos bautizado como "cereza o miniatura" pero caímos en los anglicismos) que ahora están tan de moda, por su facilidad para cultivar incluso en macetas y por su precio más elevado que los tomates considerados normales.
Sigo pensando que el tomate rosa y gordo de Huesca es de los que más sabor tienen, de momento, hasta que los jorobemos y los intentemos cambiar para hacerlos más guapos.
20.4.25
Queso Cabrales, Idiazabal o Roncal, como postre dulce
Los quesos fuertes de sabor y en especial los quesos tipo azules como los Cabrales aunque también sirven los curados y muy curados, se pueden servir en plato como un postre dulce de final de comida, si le añadimos una fruta, unos frutos secos, algo de mermelada a su lado, y unos vinos rancios o moscateles.
El cambio de sabor del conjunto es fabuloso, se realza el queso y se obtiene un nuevo producto que encaja maravillosamente con un cava, un moscatel, un vino generoso, un vino rancio.
Ternasco de Aragón, explicación de sus formas de cocinar
Es un cordero con un peso en vivo de unos 12 kilos, aunque en algunos pueblos de Aragón se sacrifica más joven y pequeño con 70 días y unos 10 kilos en vivo.
Las recetas más conocidas en Aragón para este tipo de carne son las paletillas asadas, las costillas fritas en poco aceite y si acaso con algo de ajo y perejil o costillas empanadas en huevo y pan rallado, los jarretes guisados o los bajos de ternasco muy fritos (casi churruscados) o guisados como los jarretes.
Patatas asadas para unas lubinas
Hoy voy a preparar para comer unas lubinas asadas con patatas. Un plato muy sencillo de hacer y del que tenéis decenas de recetas por la web. Pero quería comentaros cómo preparo las patatas del fondo.
Las lavo bien, no las pelo y las corto en mitadas. Las pongo en el horno de asar sobre una cama de vino blanco rebajado al 50% con agua, y encima pongo las patatas. Les pongo unos golpes de pimentón dulce con un poco de tomillo y otro poco de cayena molida (si no gusa el picante, o nada de nada o muy poco). Ver la imagen.
A veces a las patatas les añado unas cebollas enteras o cortadas por la mitad, según el tamaño de estas. Hay comensales que les gusta la cebolla asada. Todo depende de cada persona.
Le añado la sal, algo más de lo habitual, y riego con aceite de oliva, antes de meter al horno a 200 grados unos 20 minutos, revisando cada 5 minutos para regar algo las patatas con el caldo de la base. En el primer riego, a los 5 minutos del inicio, bajo el horno a 180 grados.
A los 20 minutos añado las lubinas abiertas por la mitad, limpias, con un riego del mismo vino blanco de la base inicial para las patatas, la sal, y un golpe de pimentón dulce por encima. Y dejo todo otros 10 minutos más a un horno de 180 grados. Y si las patatas están ya en su punto, a servir.
Otra fórmula es no ponerle pimentón al pescado, y cuando ya esté hecho y sin sacarlo del horno, para que se termine de hacer con el calor residual, le añadimos una pequeña salsa que hemos hecho en una sartén, de la siguiente manera.
Ponemos dos cucharadas soperas de aceite de oliva, le añadimos unos ajos sin piel y cortados por la mitad, y cuando los ajos ya estén dorados, amarronados pero nunca quemados, le añadimos una cucharada sopera de pimentón dulce pero fuera del fuego para que se haga con el calor residual de la sartén pero que nunca se queme el pimentón para que no amargue.
Esta especie de salsa es la que pondremos por el pescado cuando ya esté asado, dejándolo unos 5 minutos para que se terminen los sabores de mezclar con el calor residual del horno.
Como veis toda esta receta os puede costar unos 35 minutos, y como lo mejor es servirlo recién hecho, se puede comenzar unos 30 minutos antes de la hora de la comida. Pongamos que os costará unos 45 minutos antes, para que no es pille los tiempos, pues lo lógico es comenzar con un aperitivo y que la persona que está en la cocina, también disfrute como todos de la comida, sin agobiarse. Por estar las lubinas en el horno final ya apagado, unos 30 minutos de más, no las estropea, eso sí, que no se sequen y que esté el horno apagado.
Galleta salada en bocadillo. Aperitivo o tapa muy sencilla
Hay pequeños sabores muy sencillos de realizar en casa y que pueden sorprender a tus acompañantes de mesa. Se trata de plantearles pequeños bocados para un aperitivo distinto y sencillo acompañado de un vermut catalán o italiano.
Este que os comento no es ninguno en concreto, pues tiene muchas opciones, es una simple técnica de cocina o de presentación de producto, que funciona muy bien como un aperitivo.
Es un mini bocadillo de galletas saladas, de las que se compran en paquetes o botes, y solo rellenas "de algo" en este caso de un paté de cerdo con espárragos trigueros
Pero en medio de las dos galletas saladas se puede poner un poco de salmón ahumado o una anchoa enrollada, o un poco de sobrasada con o sin una gota de miel, o un poquito de ensaladilla rusa pequeñita, o una gulas picantes, o incluso una rodajita de kiwi o media uva sin pepitas.
La galleta como es salada ayuda mucho a las mezclas con dulces, picantes, agrios o incluso salados más complejos como los ahumados.
26.3.25
Comiendo en Cuaresma y Pascua. Aragón y su Corona
Voy a hablar de herencia cultural cristiana, de herencia histórica y memoria común, que justificaba (atención al tiempo verbal) el consumo mayor de pescado del interior de España en relación con otras regiones continentales mundiales.
Muy destacadas jornadas gastronómicas y la cocina de las familias sin pretenderlo, honran una tradición de consumo en cuaresma de croquetas creativas de muchos sabores, pescados y legumbres en salsas verdes, con huevos duros todo lo más y basada en ciertas partes de Aragón en el abadejo seco desalado y en determinadas excepciones como Calatayud, en los delicados potajes de congrio seco. Bellísimo bicho nacarado y dorado en forma de red que podemos llegar a perder.
En el tiempo histórico álgido del Barroco español, o Contrarreforma, se distinguió entre días carnales frente a nada menos que ciento cincuenta días de cuaresma. Acepción que en latín significa cuadragésimo día, periodo de reflexión y preparación espiritual de la Pascua que no estaba muy lejos de ser un ramadán rabajado.
Así durante todo el año se ayunaba los miércoles y viernes de todo alimento húmedo (inicialmente carnes, pescados y ovolácteos) como mortificación corporal sin relación con la declaración como sucede con las corrientes kosher o halal de ciertos alimentos como “adecuados”, que eso significa, frente a otros impuros o prohibidos.
Cuestión que sin embargo la industria agroalimentaria aragonesa tiene bien presente para exportar a sus mercados de Oriente Próximo en general.
Estos ayunos y prohibiciones, siquiera basados en otras causas históricas como que el cerdo puede competir con el hombre en alimentación de desierto, fueron tratados tal como hace la corriente alimentaria del yin yang en el sentido de venderlos como propios de mantener el equilibrio del organismo. En el Medioevo tal cuestión se expresaba como conservar al hombre equilibrado en sus cuatro humores: no pasarse ni de bilis negra, ni de bilis amarilla, flema o sangre.
Así, las normas de abstinencia de los alimentos húmedos se extendió a todos ellos pero las indulgencias y bulas, especialmente concedidas a los guerreros cristianos de las Cruzadas (como existen excepciones al ayuno en el Corán) fueron derivando por comprarlas la nobleza y nuevos ricos hacia la incorporación de permitir en cuaresma el consumo inicial de frutas, verduras y legumbres, añadir huevos y lácteos y al final consentir el consumo de pescado.
Qué nos queda de todo ello aún hoy, días de moral relajada y en que no se respeta ni la vigilia de cada viernes.
Nada menos que los guisos de garbanzos de ayuno como bacalao, los fondos de caldos de verduras para guisar por imposible uso de los de carnes o aves, la permuta de las frituras en manteca de cerdo por las de aceite de oliva u otros vegetales –la famosa tempura japonesa-, las torrijas con leche no animal de almendras y engordar las verduras y sus guisos aromatizándolas con laurel y hierbas de primavera y presentándolas rebozadas, como las piezas menos nobles de las carnes.
Así en toda la cocina peninsular ibérica, con especial referencia a la portuguesa, o en la cuccina povera del sur de Italia, el ayuno o prohibición cuaresmal se ha llevado mejor por la enorme influencia en nuestros guisos de la cocina árabe y sus tajines suntuosos de calabaza o berenjena, el perfumado de las cazuelas con limones amargos y agua de rosas primaveral y el uso de la canela que enmascara las carnes en putrefacción para postres y otras preparaciones. Además de los fondos de guiso en salsa de almendras y cebollas caramelizadas.
Como curiosidad, lardero viene de lardo, de tocino, y de las preparaciones a partir de fondos vegetales sofritos con unto o manteca colorá como el afamado caldo lardero, prohibidísimo en estas fechas.
Los partidarios de empapuzaros de comida rápida, si queréis hacer un guiño a la tradición culinaria de vuestro lugar, limitaros a ingerir falafel, pasteles o pizzas de hierbas , queso y espinacas (en la Francia barroca, la hierba española) y dejad por una temporada las cosas King.
El dogma de los deberes iguales no conlleva el de la igualdad de derechos (Chesterton)
26.03 Luis Iribarren
12.3.25
Ingredientes de tres Caldos de Cocido
Ha cogido tres cajas de Caldo de Cocido del que ya venden hecho en los supermercados. Y aunque lo sabemos bien, recordarlo no viene nada mal, para saber qué compramos, y qué pagamos. Uno es de marca blanca y los otros dos de marcas conocidas.
El precio van desde 1,19 a 2,60 euros. Hay diferencia de precio, pero sin entrar a valorar el sabor, lo que sí hay y mucha, es la diferencia de contenido.
No voy a dar marcas, pues no me pagan por hacer catas, esto que lees es totalmente altruista.
El primero tiene un 25,90% de carnes y un 7,60% de verduras y legumbres.
El segundo tienen un 4,30% de carnes y un 1,20% de verduras y legumbres.
El tercero tiene un 0,14% de carnes y un 4,02% de verduras y legumbres.
No cuento aquí ni las grasas o mantecas añadidas, pues ninguno especifica en qué cantidad.
El último, el tercero tiene un 5,40% de las carnes totales que contiene el primero. Necesitaríamos comprar 19 litros del caldo barato para tener la misma cantidad de carnes del más caro de los caldos.
Con estos datos, las decisiones son nuestras, y lo bueno es simplemente saber qué compramos y decidir.
¿Qué sucede si a un caldo de cocido caro pero con carne, le añadimos agua para tener 2 litros?
Pues que tendrá el total un precio similar pero saldrá menos sabroso, pues no contiene tantos añadidos para aumentarle de forma química los sabores. Volvemos a tener que decidir.
26.2.25
Manitas de cerdo (pies de cerdo) en salsa de tomate picante
1.2.25
Infusión de hojas de coca de marca Herbi

Lunas de Agosto en Huesca. Pastelerías Loa
Endulzarse la vida es complicado si no acudimos a pequeños placeres como estas Lunas de Agosto. Advierto que no son sencillas de comprar, pero nos sirven de ejemplo de un trabajo bien hecho.
Estos pequeños bombones o frutos secos o deshidratados y cubiertos de chocolate son de la marca pastelería Loa de Huesca. Se pueden comprar en algunos supermercados, pero no es fácil fuera de Aragón. Son sencillamente deliciosos, un producto bien cuidado.
Y muchas veces se trata solo de eso, de productos hechos con cariño, ligeramente distintos, y donde se ve la mano artesanal de quien trabaja de forma industrial, pero no en grandes cantidades, lo que facilita el control de calidad.
No he cobrado nada de Pastelerías Loa de Huesca, y la caja ha sido comprada por un servidor con mis dinericos. Pero si alguien quiere que sus productos aparezcan aquí, analizados y probados, que no lo dude, que para eso estamos encantados. Pero en este caso no ha sido así.
31.1.25
Ensalada aragonesa mal realizada
Podría parecer una ensalada aragonesa, y sin duda está servida en Aragón, en este caso en Huesca, pero eso no la convierte en una Ensalada como las que de siempre se han servido en Aragón con el nombre de aragonesa. Hay dos errores clarísimos que se deben solventar casi con urgencia en todos los restaurante.
Está MUY bien que lleve olivas negras en vez de aceitunas verdes. pero olivas negras de verdad, de las de madurar y ser negras por sí solas, no de las negras que se convierten en negras por acción de la química, que no era este caso.
Y sí, el espárrago o el escabeche está bien, pero tal vez algo escaso. Y la cebolla tierna y sin que pique, por ejemplo de Fuentes de Ebro, está también en su punto.
Podría ser que tuviera un exceso de ensalada verde, de la clásica lechuga. Pero sobre todo hay dos errores imperdonables.
Falta tomate, una ensalada aragonesa debe tener más tomate, y ya no pido que sea tomate con saber, que eso sería lo lógico, pero al menos tomate que se vea por encima de la lechuga.
Y sobre todo está prohibido utilizar vinagre acetoso, de esos vinagres de moda, espesos, italianos o no, que no pintan nada. Vinagre normal, unas gotas y mucho aceite de oliva con unos toques de sal algo más altos de lo habitual.
30.1.25
¿Se está perdiendo el sabor de la fabada auténtica?
Este grabado está realizado entre el año 1650 a 1668, tiene pues más de 350 años. Y vemos lo que desearon representarnos en el dibujo, una cocina de entonces, pero una cocina de una familia con poder, con posibles. Podría ser esta misma imagen o muy similar a la de una cocina de hace muchos menos años, del siglo XIX incluso…, por no decir de principios del siglo XX.
No es tanto lo que ha evolucionado la cocina y la gastronomía en los tres últimos siglos, como la barbaridad que lo ha hecho en las tres últimas décadas.
En productos nuevos, en técnicas, en modos de cocinar y en máquinas que utilizamos en los hogares para facilitarnos el trabajo. En salsas o en trabajos de laboratorio que logra resultados a veces sorprendentes.
También en estas dos últimas décadas se ha ido impuesto la globalización en la cocina y ahora es mucho más sencillo conocer y probar platos muy diferentes a los de hace más tiempos, con muchos más sabores que nos han venido desde todo el mundo.
Pero eso no debe suponer olvidarnos de la cocina española, de los sabores que hemos tenido durante cientos y cientos de años en nuestra sociedad. Los guisos, los embutidos, las verduras y frutas propias, etc.
Está bien tomar sushi, pero no debemos olvidarnos que una fabada casera no sabe como las de conserva. Y ese sabor sí es único y tenemos la obligación de mantenerlo en la memoria colectiva. Y para ello hay que empezar por valorar esos platos históricos, y sabemos exigir y sobre todo cuidar. Hay que buscar los lugares en donde los cocidos, los guisos o las fabadas sepan como antes de este siglo XXI. Por cierto, labor nada fácil de encontrar y mantener.
Gunkan Tobiko con huevas de pez volador
A veces nos preguntamos por qué algunos restaurantes de precios bajos triunfan y no queremos caer en la cuenta que posiblemente sea además de por su bajo precio y su calidad aceptable, por la presentación de sus platos, algo que con cuidado e inteligencia comercial no es tan complicado de lograr.
Este plato de un buffet japonés se llama Gunkan Tobiko con huevas de pez volador. El pez volador se llama tobiko. Sin duda entra por los ojos. Pero es muy sencillo de realizar en el restaurante.
El interior es arroz cocido, barato y que se hace a pozales. Se envuelve en una alga nori y se le pone encima las huevas de conserva. El arroz puede ser de una clase o de otra, mejor o peor preparado, pero es arroz hervido.
Podría parecer un plato de alta cocina. No lo es. Pero al comensal muchas veces lo que le importa es la novedad, que un plato le entre por los ojos y disfrutar de un sabor algo distinto. Y disfrutar comiendo.
Lo curioso de este plato es que el mismo visualmente puede ser muy diferente en su interior. El arroz puede ser de una clase o de otra, puede llevar aceite de sésamo o no, incluso puede llevar picado en su interior alguna gamba o ser simplemente arroz cocido. Incluso al arroz se le puede poner una mínima cantidad de wasabi para hacerle cambiar ligeramente el sabor.
Se puede acompañar de un ligero toque de ensalada japonesa o no. Es decir puede aumentar su precio según sus técnicas de cocinado. pero en todos los casos,s incluido el más económico, sorprende.